Block de hojas amarillas: Guillermo Samperio: la ilusoria realidad, la exacta fantasía

23 agosto, 2005

Guillermo Samperio: la ilusoria realidad, la exacta fantasía


Para andar por el mundo se necesitan instrumentos de orientación, mapas, brújulas y guías con experiencia. Para explorar las antípodas se requiere una cierta dosis de arrojo y de locura, de pasión extrema y amor por la aventura. Guillermo Samperio (México, DF, 1948) ha demostrado, desde sus primeros cuentos, ser un guía excepcional por ese vasto territorio que los mapas señalan como desconocido o desconcertante. Y es que Guillermo, como pocos escritores mexicanos de su generación, la de la segunda mitad del siglo XX, ha sido siempre un viajero solitario que se ha adentrado en el corazón de las tinieblas de la condición humana y, sin embargo, ha vuelto de ahí con una sonrisa en los labios antes que con un gesto amargo. Samperio ha tenido la virtud de negar que existan fronteras infranqueables entre la realidad y el deseo, entre la vida cotidiana y los reinos fantasmagóricos. Su narrativa parece comenzar con un acto de fantasía pura, pero casi siempre deviene en un relato con los pies bien puestos en la tierra de las cosas comunes, de las vidas ordinarias.
Y cosas comunes, vidas ordinarias, personajes sin más sueños que atisbar la inasible presencia del otro en ellos mismos, son los que habitan, incómodos o confusos, tristes o expectantes, las ficciones de nuestro autor. En el caso de uno de sus libros más recientes, La mujer de la gabardina roja y otras mujeres (páginas de espuma, 2002), estamos ante la presencia escritural de un narrador que nos conduce, con mano maestra y mirada perspicaz, por esa región altamente explorada y, a la vez, intensamente desconocida, que es la mujer como presencia-eje en el mundo. Esta obra no es un paseo fantasioso de hadas o hechiceras, sino una serie de episodios, cada uno con su “íntimo sistema solar”, con sus “señales ocultas” y su “miedo tremebundo”. Una colección de cuentos que habitan un país donde la vida es una realidad en continua metamorfosis de sus afectos y dudas, donde hombres y mujeres son, unos frente a otros, signos de interrogación, misterios implacables.
Creo, desde que leí hace ya veinte años su cuento “El fantasma de la juerga”, que Guillermo Samperio es un hombre que ve, como lo pedía William Blake, las cosas del mundo con absoluta claridad. Samperio no es un escritor de finales sorpresivos sino de miradas de soslayo, de hallazgos casuales y morosas descripciones cargadas de elusivos significados. Un detective en busca de la mujer como “pulida ambigüedad”, como secreto fascinante. Pienso que el cuento que mejor define esta búsqueda es “complicada mujer de tarde”, donde el protagonista reconoce:

Su inclinación por mirar a las mujeres, por escucharlas, por percibirlas en sus diversas manifestaciones, sin que forzosamente tenga que sobrevivir la hechura del amor. De ellas, usted puede retener una manera de bailar solamente, una mirada intensa que usted captó en el interior del descuido, o la forma de tomar un vaso en esos instantes de profunda intimidad de las mujeres...usted se acerca a las mujeres que le pueden remover sensaciones de luz y regocijo pausado, semejantes a los atardeceres que viste un calmo mar, o a las reflexiones felices que se levantan desde las luces de azafrán desperdigadas y bulliciosas de una sudorosa y rica vegetación.

Los cuentos de Guillermo Samperio son, como los mejores cuentos de Juan José Arreola y Edmundo Valadés, momentos que acumulan una fuerza interior que a veces estalla a la menor provocación y en otras ocasiones transforma, con deliberada lentitud, el carbón de la realidad en un diamante de variadas facetas, en un prodigioso destello anímico. Como sueño, invención, memoria y salto al vacío, la prosa de nuestro autor se concentra en ciertos encuentros por demás fortuitos, en ciertas puertas que se abren al escorzo y al espejismo. El relato no como trama sino como laberinto, duermevela o iluminada lucidez. Textos que hablan del deseo como reto y promesa, como juego y desafío. Hombres y mujeres que danzan su descuido como tarjetas de presentación. Parejas que son remolinos de humo, batallas perdidas, vigilia y reflexión.
Para Samperio, la existencia misma, incluyendo el universo en expansión, las galaxias que giran, las civilizaciones que nacen, crecen y mueren, la vida con sus relaciones y conflictos, son parte de un cuento mayor, son escritura en movimiento y, por lo tanto, pueden ser contadas cuantas veces sea necesario y de mil maneras diferentes, Somos, según Samperio, un cuento que nos contamos entre todos para no aburrirnos, para curarnos el insomnio que es estar vivos, para seguir creyendo que el amor es una mujer de color verde o un dragón violeta, esos dos que caminan por la calle haciendo que la vida valga la pena de ser vivida, de ser contada. Tal es el valor de un libro como este: ser la quimera de nuestro paso por el mundo, ser la fantasía de nuestros sueños en común.

2 Comentarios:

Blogger nacho dice...

Buen texto. Por cierto que Memo andará por Beautyfulville el fin de semana. Un saludo de infierno a infierno.
humphreybloggart.blogspot.com

septiembre 05, 2005 4:17 p.m.  
Blogger Roberto Iza Valdés dice...

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noviembre 02, 2005 10:46 a.m.  

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