Block de hojas amarillas: Aparecido en la revista Siempre!

03 enero, 2007

Aparecido en la revista Siempre!



Este texto fue tomado de aquí.
Gabriel Trujillo Muñoz/Autor de Mexicali city blues
La frontera norte es idónea para la narrativa policiaca
Por: Eve Gil

Vivir al lado de los Estados Unidos te enseña a no verlos como mitos ambulantes, sino como seres humanos sujetos a los mismos imperativos: placer, dolor, poder y ambición.

Gabriel Trujillo Muñoz (Mexicali, 1958) es de los escritores emblemáticos de la frontera norte y es, asimismo, digno de figurar en el libro de récords Guiness ya que su obra, que abarca prácticamente todos los géneros literarios, comprende casi el centenar de títulos.

Médico titulado por la Universidad de Guadalajara, Trujillo Muñoz asegura que la medicina es su hobby porque su verdadera profesión es la de escritor. Recientemente se publicó en la editorial Bellacqua de España la saga completa de su personaje más ilustre, el abogado y detective aficionado Miguel Angel Morgado, titulado Mexicali city blues , que en México se publicó por editorial Norma bajo el título El festín de los cuervos (2002).

Los orígenes

“Todo empezó en México y gracias a la editorial Norma, la casa editora colombiana, que aceptó publicarme dos libros: Mercaderes (2001), una colección de cuentos de fantasía, horror y ciencia ficción, y El festín de los cuervos. La saga fronteriza de Miguel Angel Morgado (2002). En 2004, Norma presentó su catálogo de libros en Europa y de pronto hubo una reacción impresionante: la editorial italiana Feltrinelli compró los derechos de El festín de los cuervos y en 2006 salió Il banchetto dei corvi en su serie Super Universale Económica y la editorial alemana Unionsverlag hizo lo mismo y en 2006 publicaron El festín de los cuervos bajo el titulo de Tijuana blues. Piero Salabé, agente de Norma en Europa, contactó con la editorial española Bellacqua, que es parte del grupo Norma, y les explicó que si las aventuras de Miguel Angel Morgado estaban ya en el mercado europeo sería bueno tener una edición en castellano”.

“Pere Sureda, el director de Bellacqua —agrega— pasó el libro a su comité editorial y se entusiasmaron tanto que en unos meses sacaron su propia edición, bellamente diseñada. ¿Por qué su entusiasmo? Porque vieron en las peripecias de Miguel Angel un microcosmos de la vida actual en cualquier parte del mundo. Las fronteras, por más globalización que haya, no han desaparecido. Al contrario: se han vuelto más duras, más herméticas, más intolerantes. Son el espacio idóneo para la narrativa policiaca.”

Miguel Angel Morgado huye por aburrimiento de Mexicali y se refugia en la ciudad de México. Gabriel Trujillo Muñoz ha tenido más de una propuesta para afincarse cómodamente en la gran metrópoli. Fue requerido para dirigir la revista Tierra Adentro en el 2000, pero declinó la oferta sin inmutarse. “Mexicali es, como fuera en su momento el Dublín de James Joyce, una ciudad que no había aparecido en el mapa cultural y que, a través de Mexicali city blues , busco que tome su lugar como un espacio de creación peculiar. Estar aquí me permite concentrarme en el trabajo creativo sin distractores, sin la parafernalia de la literatura como pasarela de vanidades. Mexicali es mi casa permanente, mi fuente de creatividad, es la capital de Baja California, una metrópoli fronteriza en medio del desierto que cuenta con sus propios mitos y leyendas, por eso me interesa que Morgado la sienta a la vez suya y ajena.”

En las cinco novelas cortas que componen Mexicali city blues , los vecinos gringos se nos presentan como seres a un tiempo necesarios e indeseables. “Vivir al lado de los Estados Unidos te enseña a no verlos como mitos ambulantes sino como seres humanos sujetos a los mismos imperativos: el placer y el dolor, el poder y la ambición. Lo que más critico no es a los gringos, ciudadanos como nosotros a la orilla de su propia cultura, sino al centralismo de Washington y la ciudad de México que no permite apreciar el valor de nuestra convivencia forzada, de nuestras vidas en común a ambos lados de la línea fronteriza.”

De entre las cinco novelas, destaca Tijuana City Blues que pudiera ser leída como una versión fronteriza de Pedro Páramo; de hecho Juan Rulfo es citado en un par de ocasiones, “Pero en el norte no hay murmullos, no hay sombras susurrantes: hay realidades chocando entre sí, con impetuosa algarabía, y palabras que no rehuyen decir las cosas por su nombre. Hay una búsqueda de la verdad aunque ésta no devenga en justicia para todos. Miguel Angel Morgado regresa a Mexicali para impulsar nuevas formas de acabar con el crimen como olvido colectivo, como desmemoria de una sociedad que no quiere desenterrar sus muertos incómodos. No regresa a morir: regresa para resucitar como investigador fronterizo, como defensor de los derechos humanos donde más se le necesita. Y, sobre todo, Morgado regresa para aprender a ser norteño de nuevo, para asumir su condición de mexicano con nuevas facetas en su temperamento”.

Los indígenas en el norte

Dice el doctor-escritor Gabriel Trujillo Muñoz que “en el norte se nos olvida con frecuencia que somos parte de una cultura más profunda porque los grupos indígenas nativos están en franca extinción. Aquí, en Baja California apenas quedan unos centenares de cucapás, kiliwas, kumiais y paipais viviendo en zonas marginadas y, por eso, los fronterizos no advertimos el peso cultural de los indios en nuestra propia vida. Recuerda que nuestra sociedad es una amalgama de mexicanos de todas partes del país con chinos, japoneses, rusos, ingleses, estadounidenses, hindúes y sudamericanos. Lo indígena queda sepultado bajo esta mezcla variopinta de nacionalidades y culturas unidas por la búsqueda frenética de rápidas fortunas, de dinero barrido con la escoba.”

Al contrario de lo que pudiera pensarse, estas novelas tocan muy poco el tema del narcotráfico y ahondan en cambio en el tráfico de órganos, el terrorismo y los desaparecidos políticos.

“El año pasado, en Letras Libres, un crítico defeño equiparó la literatura del norte con la literatura del narcotráfico y me incluyó. Es obvio que sin haberme leído y desde sus prejuicios pensó que si yo escribía novela policiaca ésta tenía que ser, a fuerza, sobre el narcotráfico. Fue una crítica sin fundamento, pues yo escribo thrillers: historias de suspenso, ficciones de espionaje o de enigmas históricos ubicados en la frontera México-Estados Unidos. Incluso he publicado una novela de ciencia ficción fronteriza: Espantapájaros (1999), ganadora del premio nacional de narrativa Colima, y dos novelas históricas, Conjurados (1999) y Highclowd (2006)”.

Agrega el escritor-doctor:

“Yo sigo la lección de Carlos Montemayor: hay que escribir todas las historias del norte que faltan por contarse”.

Actualmente, y como es de esperarse, Gabriel Trujillo Muñoz trabaja simultáneamente en varias obras: una novela-río con decenas de personajes vivos y muertos, una especie de mito de fundación visto a lo largo de unos cuantos días, es un Manhattan Transfer fronterizo; una novela de fantasía que se ubica entre un monasterio español del siglo XVIII y las tierras áridas de Baja California en tiempo de las misiones, y un poemario sobre la migración como un viaje al inframundo. Además de una serie de ensayos sobre el desierto Sonora-Baja California y su impacto en la historia nacional y mundial.

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