Block de hojas amarillas: Los nuevos mitos, las viejas mentiras

17 octubre, 2006

Los nuevos mitos, las viejas mentiras


Cuéntame un cuento, abuelita, que ahí viene el lobo y nos comerá. Algo así sintetiza el nuevo mito que está surgiendo como relato de la historia de las artes plásticas de Baja California. En espacios alternativos, entre los nuevos artistas deseosos de comerse el mundo de un solo bocado, parece irse perfilando una versión lobezna del desarrollo de las artes en nuestra entidad.

Es decir, según esta mitografía todo lo malo, lo horrible, lo perverso está representado por las anteriores generaciones de pioneros de las artes, pues estos artistas precursores no crearon arte: Su prestigio no se fundamenta en la calidad de sus creaciones sino en el complot generacional que realizaron para repartirse el botín de los recintos culturales, de las galerías y espacios de exhibición.

Un ejemplo de esta visión distorsionada del papel desempeñado por las generaciones anteriores de artistas bajacalifornianos lo da Paulette, una aspirante a artista que expuso recientemente su trabajo en la exposición Horizontes de la Casa de la Tía Tina, un espacio alternativo para creadores emergentes de Mexicali.

Esta instaladora asegura en un comentario de blog que “hace muchos años un grupito de muchachos sin nada mejor que hacer empezaron a hacer desmadre y dijeron Inventemos la bienal estatal de pintura... y no pasaron pocos años para que el grupo se disolviera, las propuestas fueran mierda y finalmente consolidar el grupito de los consagrados, cuyos berrinches derivaron en lo que es el ICBC, la galería José García Arroyo, y finalmente el Ceart”. Como ven, el león (en este caso la leona) cree que todos son de su condición.

Es cierto que no todos piensan igual. Allí está Guadalupe Dávila, una artista multimedia mexicalense, para quien la exposición de Horizontes, donde participaron tanto ella como Paulette, ofrecía una oportunidad para llevar a cabo una lección de crítica consciente de que “el arte no se saca de la manga”, ni es “producto del menor esfuerzo”, sino de un trabajo creativo profesional y de una reflexión conceptual bien fundamentada. Para Dávila, “hacer arte no significa hacer lo primero que se nos ocurra” sino trabajarlo con un mínimo de calidad en su hechura y con un concepto artístico congruente y sólido. Más que exponer por exponer ser artista es tomarse el oficio con responsabilidad, con talento puesto a prueba una y otra vez.

Por eso estos mitos espurios quieren hacer tabla rasa del pasado, buscan negar el trabajo artístico de nuestros creadores pioneros, hombres y mujeres que trabajaron en serio para ser considerados por críticos de primer nivel como Raquel Tibol, Teresa del Conde o Armando Torres Michúa, artistas importantes para la plástica nacional.

Estas leyendas denigran a los pintores y escultores bajacalifornianos que propusieron nuevos caminos para el arte de su tiempo, a los creadores que impulsaron, desde la sociedad civil, proyectos que ahora disfrutan tanto los artistas jóvenes como el público en general. De ahí que uno se pregunta: ¿De dónde nacen semejantes mentiras? ¿Cómo es posible que alguien se atreva a contar tamaños infundios con la mano en la cintura?

Creo que esta propensión a devaluar el trabajo de los demás no es nueva. Siempre ha habido creadores con el síndrome de “Quítate que aquí voy”, pero la miopía de estos nuevos artistas lleva el sello de la intolerancia y de la impostura: Piden atención para sus obras pero no dan nada por la obra de los demás. Quieren ser reseñados pero sólo quieren reseñas favorables. La propia Paulette lo dice sin tapujos: Es imperativo que se reseñen las exposiciones en que su generación participa para que puedan “aterrizar el evento. Así no nos sujetaremos a reseñas pobres, miopes y hasta tendenciosas preexistentes respecto a la actividad artística de la localidad”. Esto es: Lo que Paulette sugiere es controlar el flujo de información para que todo lo que se diga o escriba lo digan ellos mismos y, por lo tanto, sea favorable para su propio evento. El big brother orwelliano en pleno performance provinciano.

Algo positivo hay en todo esto: Es tiempo de relatar, incluso en tono épico, el desarrollo y evolución de las artes en Baja California. Es hora de contar la historia real de un grupo de artistas visionarios que, enfrentado a miles de obstáculos, puso las bases de las artes en nuestra entidad. Sí, tal vez fueron unos muchachos ( y muchachas) desmadrosos y desmadrosas, pero siempre supieron que el trabajo duro y el aprendizaje tenaz da sus frutos más temprano que tarde. Nuestros artistas pioneros no se dieron ínfulas intelectuales: Sólo se mancharon las manos y disfrutaron los horizontes de un mundo nuevo, de una región inédita para el arte nacional. Su mito es el del artista hecho a sí mismo, del pintor que no necesitó más crítica que la autocrítica. Esa lección es la que le falta de aprender a las nuevas generaciones: Que la responsabilidad comienza con los sueños.

¿De dónde viene entonces estas mentiras insidiosas? Yo asumo, por el momento, que no tienen su origen en la simple malicia. Son producto de un pecado mayor: El esnobismo intelectual de una nueva generación de pretendientes a artistas que miran, con desdeñosa altanería, los logros evidentes de sus antecesores en el terreno artístico. Este esnobismo olvida que el prestigio artístico está en la obra misma y no en el recinto que la alberga o expone. Los precursores de las artes plásticas en Baja California buscaron exhibir sus obras en cualquier lugar público que se les permitiera porque querían estar en contacto con la sociedad bajacaliforniana, querían mostrar sus obras a todos y no sólo a un círculo de enterados o de amigos.

Por eso comenzaron exponiendo en bancos, hoteles, mueblerías, cantinas, oficinas y restaurantes. No contaban con casas de la cultura ni galerías de arte ni instituciones que los avalaran o promovieran. Y no por ello se la pasaron quejándose. Pusieron manos a la obra y siguieron adelante.

Los artistas esnob actuales parecen unos remilgosos comparados con ellos. Los jóvenes wannabes de las artes sólo quieren el Ceart o el Cecut o mínimo el café de moda. Ni siquiera se proponen ir a la fonda de la esquina de su casa, a la tortillería de su colonia y preguntar si pueden colocar allí sus obras.

Me imagino que les da urticaria el sólo pensar que en sus currículos aparezca algo como esto: “Primeras exposiciones individuales en la Taquería El Gordo Panzón, en la Tienda Todo por un precio y en la Estética Unisex La Sirenita”. Pero ese fue el punto de partida, a mucho orgullo, de varias generaciones anteriores de artistas bajacalifornianos.

Tal vez el camino de los nuevos creadores sea la búsqueda del prestigio artístico como si fuera un acto clasista exclusivo de artistas e intelectuales y no un trabajo abierto para mostrarse a la sociedad en general. O quizá esta actitud de “Hazte a un lado que aquí voy” sea minoritaria y exista únicamente en unos cuantos creadores jóvenes que no les gusta ver que artistas anteriores hicieron lo que ellos y ellas quisieran hacer, pero que hasta ahora no han podido lograr, como el trabajar en equipo para ofrecer trabajos creativos significativos, el levantar proyectos artísticos de importancia o el crear obras que trasciendan el paso del tiempo. Pues más allá de excusas o pretextos, de mitos y mentiras, eso debe doler mucho. Mucho. Muchísimo.


Lupita Dávila

5 Comentarios:

Blogger mr.b dice...

Gabriel. Siempre te he conocido por ser objetivo en tus textos. Recuerdo muy bien cuando comparaste el "filme" Border Crimes y a su director y guionista Rafa González, como un Ed Wood. Siendo que en ese tiempo tú y Rafa eran amigos inseparables. Dices tantas verdades en esta carta que la verdad no te puedo discutir mucho tu opinión en este texto. Realmente te mando un aplauso por la forma que describes al artista así como el proceso artístico y de trabajo del mismo. Saludos.

octubre 18, 2006 1:39 p.m.  
Blogger Kamelie dice...

Ay... ¿tan chiquita me veo?

octubre 23, 2006 9:03 a.m.  
Blogger Kamelie dice...

Sí, Marcel, sí... ajá...

Hay una frase que le escuché a Tryno Maldonado, no sé si sea de él, pero me encanta:

"Que hablen de ti, aunque sea bien".

Y un dicho que viene al caso:

"Del odio al amor sólo hay un paso".

Saludos a todos, por igual. ;)

octubre 24, 2006 1:04 p.m.  
Blogger Poly dice...

Estimado Gabriel Trujillo:

Que buena idea he tomado de su escrito, presentar mis fotos de aficionado en cantinas, bares, y fonditas.

Desde ya me pongo a armar mis atriles y corro a revelar mis fotos para colgarlas en tan concurrido lugares.

Es mi primera visita y me grado mucho su momentario.

Saludos cordiales

Poly

http://polycarpio.blogspot.com
http://ojo-clinico.blogspot.com

octubre 24, 2006 3:56 p.m.  
Blogger Kamelie dice...

lamayoría:

Realmente lo patético es decir lo que se piensa escondiéndose en un anonimato. Soy feliz caminando por la vida mostrando mi identidad, sin poses ni disfraces de ningún tipo.

Eres de las personas que NO comprende las palabras: RELEE mis comentarios aquí escritos, por favor, y te darás cuenta que sólo me defiendo a mí, Gabriel se defiende solo.

Por otra parte, tengo derecho a opinar de todo, cercano o lejano a mí, cuando me plazca, como tú lo has estado haciendo aquí.

Tú, como yo lo hago, deberías citar a otros, reconocer que ideas anteriores a las tuyas fueron mejores, eso sería, además de humilde, inteligente. ¿O te molesta darle su lugar a quien lo merece? ¿estás descubriendo el hilo negro? Disculpa, pero te falta mucho mucho MUCHO por aprender y, desgraciadamente, eso no se aprende sólo en un salón de clase.

Suerte en tu vida y que te sea más leve el proceso de aprendizaje.

Atte.
La minoría.

octubre 26, 2006 9:53 p.m.  

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