Block de hojas amarillas: Estéticas de los confines, perspectivas complementarias

29 julio, 2006

Estéticas de los confines, perspectivas complementarias

Cada día van en aumento las publicaciones centradas en estudiar, en descifrar, desde las más diversas perspectivas, la frontera de México con los Estados Unidos. Se habla de cultura del desierto, de osos y puercoespines, de leyendas negras y globalización galopante, de tercera nación e hibridaciones creativas. Lo significativo es que muchos de los libros recientemente publicados tienen como puntos de interés las “expresiones narrativas, poéticas, pictóricas, musicales, cinematográficas” de esta zona del mundo. Allí están títulos tan interesantes como Globalization on the Line. Culture, Capital, and Citizenship at U.S. Borders (Palgrave, 2002), obra colectiva compilada por Claudia Sadowski-Smith y donde destaca el texto de Claire Fox, “Letters to the cultural industries: Border literature about mass media”, quien descubre en el discurso cinematográfico un eje esencial de la literatura fronteriza contemporánea, y Estéticas de los confines. Expresiones culturales en la frontera norte (Verdehalago-IMC, 2004), compilada por Javier Perucho. En este último caso, se rescatan fenómenos culturales y movimientos artísticos que están marcando nuevos rumbos en el arte contemporáneo nacional: desde Nortec hasta InSite, desde la narrativa policiaca fronteriza hasta el redescubrimiento de la frontera como realidad cinemática.

Javier Perucho, un autor con amplia trayectoria en el área de estudios culturales y, especialmente, en la literatura chicana, ha expuesto que “Estética de los confines, como empeño colectivo, es un proyecto que trata de exponer y explicar la poética que anima la escritura y las propuestas artísticas de los creadores que habitan en la órbita de la frontera México-estadounidense. Este proyecto contempla a mexicanos, chicanos y latinoamericanos que han hecho de los Estados Unidos su lugar de residencia y ámbito de trabajo por diversas razones”, creadores que han manifestado su arte “entre los resquicios de los cánones dominantes”.

En Estéticas aparecen desde textos sobre la dramaturgia en el norte de México (Hugo Salcedo) hasta el cine con temática fronteriza (Luis Tovar), pasando por la música norteña como fayuca sónica (Pacho), el arte en el borde (Giovanni Troconi), la narrativa fronteriza (Eduardo Antonio Parra), la poesía actual en el norte mexicano (Gabriel Trujillo Muñoz), el multiculturalismo (Armando González Torres), la literatura chicana (Javier Perucho) o el español como lengua migrante (Julio Ortega), entre muchos otros ensayos que constituyen este libro. Ya lo dice Gonzalo Badillo: “Estéticas de los confines es una obra que despierta el interés de los lectores” y, refiriéndose a los creadores fronterizos que en este libro se estudian, agrega:

Estoy de acuerdo con Giovanni Troconi cuando afirma que “el artista contemporáneo debe ser un pensador social, un activista cultural, un embajador independiente, y por encima de todo, un gran comunicador involucrado en los
grandes debates de la época”. Pensando en ello podría decirse que el artista goza del conocimiento de la historia, de la idea de perspectivas y tiene virtudes visionarias que lo colocan como protagonista de su propia historia.



Leyendo este obra colectiva uno advierte que los artistas fronterizos, ya sean poetas, pintores, novelistas, teatreros, cineastas o músicos, son creadores extremadamente conscientes de su propio entorno y que buscan dar a conocer las complejidades de tal orbe a través de obras creativas donde se amalgaman sueños y pesadillas, triunfos y derrotas, arraigos y desarraigos, puentes y trincheras, respondiendo así a una forma de vivir y concebir la frontera como enseñanza perpetua y aprendizaje permanente, como work in progress: límite que se desplaza hacia el futuro, siempre al alcance de lo real, de lo tangible, de lo contradictorio. Arte periférico en lucha contra las imposiciones conceptuales del centralismo artístico. Es decir: un arte y unos artistas que trabajan en las fronteras mismas de los distintos lenguajes estéticos, en la orilla de la creación donde todo está por hacerse, por imaginarse. Tal es la moraleja de un libro como el compilado por Javier Perucho, tal es su mayor aportación a los estudios culturales: definir un arte fronterizo desde el borde mismo de su cortante espejismo.